El año 2019 me trajo pruebas y desafíos inesperados que me pusieron ante decisiones difíciles. La empresa quebró, pasé por un doloroso divorcio y sentí que todo mi arduo trabajo hasta ese momento había sido en vano. Sin embargo, me negué a rendirme. En lugar de eso, dirigí mi energía inquebrantable y creatividad hacia el desarrollo y la producción de la barra energética premium gfBar, un producto diseñado para proporcionar a las personas la energía necesaria para avanzar en sus vidas.

En un momento en que el mundo enfrentaba la pandemia de covid-19, decidí ayudar activamente. Doné 2,000 barras gfBar a hospitales, decidido a influir positivamente en el mundo y demostrar que incluso en los momentos más difíciles podemos encontrar formas de ayudar a los demás y mejorar el mundo que nos rodea. Este paso fue para mí no solo un desafío profesional, sino también una misión personal para llevar luz a los días oscuros.